viernes, 10 de junio de 2016

Nuevos fósiles confirman que el 'hobbit' de Flores era una especie humana enana

La isla de Flores es una de las muchas del arco insular que forma Indonesia a medio camino entre Borneo y Australia. Un pedazo de tierra entre las más célebres Java, Sumatra, Bali o Timor que ha pasado desapercibido para la opinión pública internacional durante décadas. Pero en 2004, la
publicación del hallazgo de un espécimen humano muy extraño y desconocido hasta aquel entonces situó la isla de Flores en el mapa para el gran público.

Aquel descubrimiento en Liang Bua, al oeste de la isla, de un esqueleto humano que dataron en aquel momento en 18.000 años (aunque análisis posteriores los situaron en más de 60.000 a
ños) y apenas un metro de altura -bautizado como elhobbit de Flores- sacudió el estudio de la historia evolutiva humana y puso muchas preguntas encima de la mesa. La principal, quizá, era si se trataba de una nueva especie de homínido extinta o era un humano moderno con rasgos de enanismo. Para los paleoantropólogos el debate siempre terminaba de la misma forma: Se necesitan más restos fósiles de la isla de Flores para zanjar el tema

.El equipo de Van der Berg ha trabajado en la Isla de Flores durante más de 30 años en colaboración con el profesor Mike Morwood, líder del grupo de investigadores que encontró el esqueleto del Homo floresiensis de Liang Bua. Desde el hallazgo del hobbit en 2003, él y su equipo han cavado 32 yacimientos en busca de los restos fósiles de los antepasados del hombre de Flores. Pero la campanada no la dieron hasta el año 2014, cuando la entonces estudiante Mika Puspaningrum encontró lo que parecía un molar de homínido en un yacimiento de 700.000 años de antigüedad llamado Mata Menge, a 50 kilómetros de distancia de donde fue encontrado el hasta ahora único ejemplar conocido de Homo floresiensis. "Lo único que lamento es que Mike falleciese en 2013 y no haya vivido para compartir la experiencia del hallazgo de estos nuevos fósiles. Ambos sabíamos que tenían que estar en alguna parte", se lamentó Van der Bergh, quien ha homenajeado a Morwood concediéndole la autoría principal de la investigación recién publicada de forma póstuma.

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